El factor humano

El factor humano
Cuando el ídolo económico se tambalea, lo que queda en pie es el ser humano cabal
18.09.2010 - Las Provincias
VICENTE GARRIDO

En uno de los libros más influyentes de la segunda mitad del siglo pasado, 'El hombre en busca de sentido', el terapeuta Viktor Frankl narró su terrible experiencia en varios campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial. Aunque tuvo la oportunidad de emigrar a Estados Unidos junto a su mujer, desistió para no dejar abandonados a sus padres. Ni éstos ni su mujer sobrevivieron. Reflexionando con posterioridad sobre esos años, Frankl se interrogaba por la razón que le había hecho sobrevivir, cuando tantos compañeros de cautiverio habían perecido, por su propia mano -exasperados de que el mundo fuera un infierno cada minuto del día- o por el trato degradante y cruel de los campos, bajo unas condiciones que sólo aseguraban una subsistencia mínima durante no mucho tiempo.
Frankl concluyó que lo que le había mantenido con vida eran dos cosas: su capacidad para encontrar un sentido a la vida aún en esas condiciones subhumanas de existencia, y. la suerte, que también ha de ponerse de parte de quien al final llega a la meta. Sin embargo esa gracia del destino no hubiera tenido efecto alguno si Frankl no hubiera hecho todo lo posible para sobrevivir, para luchar, para dar la oportunidad a la suerte de que le favoreciera. De este modo, Frankl se veía así mismo dando conferencias en un futuro cuando caminaba con harapos a la cantera bajo temperaturas insoportables, y se esforzaba cada hora en recordar el contenido de un manuscrito que le habían quitado sus captores, con el afán último de reproducirlo.
Los modernos terapeutas han redescubierto la importancia de la esperanza en el mundo actual. Esta combina la importancia de tener una meta a la que dirigirse y la existencia de unos medios o planes para lograrla. Gente depresiva o desorientada vaga sin rumbo entre ilusiones rotas y falta de un propósito en la vida. Ahora más que nunca hemos de comprender la importancia del factor humano en la educación de nuestros hijos. Los más fuertes no serán los que traten de medrar mediante subterfugios y acciones cainitas, sino los que sepan a dónde dirigirse y cómo lograrlo.
Los padres debemos recordar que es la naturaleza de ese destino y del camino lo que da la medida de la vida de la persona. Cuando el ídolo del éxito económico fulgurante se tambalea y amenaza con resquebrajarlo todo, lo que queda en pie es el ser humano cabal. 'Tener éxito' se convierte para éste en desarrollar una vida útil, aprovechando sus capacidades naturales y las oportunidades que el azar le brinde en el devenir de las cosas. Para ello es necesario tener perseverancia, comprensión de las necesidades ajenas, humildad y fe en uno mismo. Todo esto constituye ahora el mejor legado que los padres podemos dejar a nuestros hijos, como Frankl nos enseñó.

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