Los daños que no se ven

Los daños que no se ven

ElMundo - Silvia R. Taberné | Madrid
Actualizado sábado 11/06/2011 06:33 horas

Miedo, ansiedad, inseguridad y estrés agudo. Este es el cuadro sintomático por el que han pasado prácticamente la gran totalidad de los 500 afectados por el seísmo que se manifestaba la tarde del 11 de mayo en la localidad murciana de Lorca.

Un mes después de los terremotos que sesgaron la vida de nueve personas, produjeron 300 heridos y daños materiales que superaban los 700 millones de euros, todavía queda mucho por hacer. Mientras se apuntalan escuelas y hospitales o reconstruyen viviendas y negocios, también se trabaja para recuperar la estabilidad emocional de los afectados por el terremoto.

El pasado 27 de mayo terminaba el trabajo de los cerca de 40 psicólogos que desde el primer día del seísmo estuvieron con las víctimas en la llamada 'fase de emergencia'. Durante esos 16 días "el mayor problema que hemos tenido es que la sensación de miedo y pánico degeneraba en ocasiones en el contagio emocional de los afectados", comenta Mª Antonia Soto, coordinadora de la Dirección General de Seguridad Ciudadana y Emergencia.

La doctora Soto, psicóloga profesional, ya tiene experiencia en este tipo de casos, pues también estuvo trabajando en el seísmo de Mula (Murcia) de 1999. "Es normal en este tipo de víctimas que sufran una reexperimentación del terremoto, sobre todo, durante las horas en que se produjo; que estén en un estado de sobrealerta y que se alarmen ante cualquier mínimo estímulo, por ejemplo, ahora que se están derribando las casas más afectadas", explica a ELMUNDO.es.

"En menor medida estamos teniendo casos de personas con un fuerte sentimiento de culpa, ya que hay quien piensa que pudo hacer más para que tal o cual persona no resultase herida o fallecida o si no se hubiesen desplazado al barrio de La Viña, uno de los más afectados", añade esta psicóloga.

Ante todo esto, Mª Antonia Soto comenta la importancia de una primera intervención como medida preventiva: "Que la persona vuelva a sentirse segura es algo que depende de las propias características de los afectados, pero hay que ayudarles a expresar lo que sienten, que no se cierren y que vuelvan a sentirse seguros desde el primer momento, esto es muy importante". Ellos mismos lo han comprobado con una mini encuesta telefónica a 50 de los afectados que atendieron. "Salvo tres o cuatro personas, el resto nos dijeron que se encontraban mucho mejor. Ahora lo que les queda es dar continuidad a este primer trabajo".
La segunda fase

Una continuidad que coordina el psicólogo Carlos Giribert, responsable de la organización de Salud Mental de Murcia. "Estamos notando que ha ido aumentando progresivamente el número de personas que piden tratamiento psicológico", asegura Giribert. Para atender esta demanda, a partir de este lunes los tres centros de Atención Primaria de Lorca contarán con un psicólogo clínico para que sea más cómoda la atención a aquellos pacientes más leves.

"La mayoría de los casos que nos llegan presentan ansiedad y estrés postraumático. Los menos graves se podrán atender en el propio centro de atención primaria, por lo que hay que entrenar a los médicos de cabecera para que diferencien entre pacientes más o menos graves. Esto es mejor para el afectado y también evitamos que se colapsen los centros de Salud Mental", explica este psicólogo.

Aunque por la experiencia de todos estos doctores se espera que en tres o cuatro sesiones los afectados menos graves dejen de necesitar la ayuda de estos especialistas, Giribert no se plantea un tiempo máximo para dar ayuda: "En un principio se trabajará con esta asistencia especial seis meses, pero no se descarta que se amplie. El mayor problema al que nos enfrentamos ahora viene a partir de septiembre. Muchas gente se marchó de Lorca aprovechando que ya estábamos en verano y con las vacaciones encima. Cuando tengan que volver a su vida normal si no cuentan con una situación socio-económica buena y además tienen que apuntalarte la casa o han perdido el negocio, evidentemente la situación psicológica empeora y aparecen los cuadros depresivos, que se pueden agravar en las fechas navideñas", advierte.

En cuanto a la población más afectada, ambos especialistas no se atreven a señalar a un sector determinado, pero reconocen que entre todo el trabajo que falta por hacer, los menores y ancianos parten con desventaja: "Depende de la persona, hay gente que ha perdido su casa y, sin embargo, se muestra más optimista que aquellos que no tienen desperfectos, pero sí mucho miedo", explica la doctora Soto. "Por su parte, los niños que no pueden expresar o no entienden lo que ha pasado se convierten en una población de riesgo a los que ya se les está atendiendo a través de equipos psicopedagógicos", comenta Giribert, que añade: "Un problema serio se nos plantea con los más adultos, que no están acostumbrados a pedir ayuda psicológica, por lo que hay que buscarlos... Definitivamente, todavía nos queda mucho que hacer".

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